El arte de cocinar – Sonia Rodríguez-Barbero – #HistoriasDeAndarPorCasa
El arte de cocinar
Durante esta cuarentena has sufrido una revelación: te gusta cocinar, por primera vez has bautizado la mesa de la cocina con medio saco de harina de 5 kg. Para cuando todo acabe tú y la cocina seréis uno, podrás moverte por ella con los ojos vendados.
La nevera, la vitrocerámica, el horno, el segundo cajón con los utensilios, el armario colgante con los boles y tazas, conoces cada rincón como la palma de tu mano, cada cuchara y cada espátula, hasta te alegras de no haber vendido la máquina de hacer pasta.
Pero no eres el único, el grupo de whatsapp de la
familia está lleno de fotos de comida; Mirad el bizcocho que he hecho, las galletas, la paella, los tallarines
tailandeses con salsa de ostras, eso es de tu primo que tiene que ser siempre
el especial.
A tu madre le has pedido ya la receta de su tarta de manzana, del potaje ese que está buenísimo y de sus croquetas que son las mejores (no, cariño, las de tu madre no, las de la mía son mejor).
En youtube, sigues al cocinero que explica como hacer pan y aunque todavía no tienes muy claro que es la masa madre, tienes tiempo para descubrirlo. Igual que has descubierto que los vídeos de tarta son hipnóticos, no tienes ni una manga pastelera en toda la casa pero ya has visto media hora de como hacer flores decorativas con azúcar glas.
La ventana de la cocina da al patio interior de tu edificio y puedes escuchar la música que ha puesto el vecino del segundo. Al ritmo del reggaetón, sobre la mesa de madera vas extendiendo la masa, te llevaste el último paquete de levadura, oro en polvo ahora que todo el mundo se ha hecho cocinero, ya podrían buscarse otro pasatiempo, este me lo he pedido yo.
Vas a hacer rosquillas, luego quizás cruasanes con el hojaldre que tienes en la nevera, y le puedes poner un pedazo de chocolate en el centro para que se derrita cuando los metas en el horno, van a estar riquísimos.
Todo son risas hasta que acabe la cuarentena y no puedas salir por la puerta, y tengamos que tirar la pared de la habitación para que una grúa te saque a la calle.