Relatos Cortos #SemArq2018 – “Nunca hubo Manrique, sólo más lava y mar” – Juan Medina Revilla
Nunca hubo Manrique, sólo más lava y mar
En la Antigua Grecia, la representación del futuro estaba detrás, invisible, y la del pasado delante, a la vista y conocido. Hoy le hemos dado la vuelta y levantamos la cabeza y parecemos ávidos de futuro, pero el camino que miramos ensimismados es en realidad el que ya hemos recorrido. Nos hemos despistado y no encontramos el horizonte. Pero el Tiempo no significa lo mismo en Lanzarote. Aquí se difumina y flota en hilos como el aire sobre el picón.
Pessoa no quería el presente, sino la realidad; las cosas que existen, no el tiempo que las mide. ¡Nosotros empeñados en Manrique y, en eso, abrazamos los minutos que acotan nuestras vidas! El pastor de vientos y volcanes ya no nos saca de esta… Le miramos siempre, atrás, al momento en el que estaba y al que perteneció intentando estirarlo como un chicle.
¿Pero podríamos aguantarle la mirada sin llorar? ¿Podríamos decirle que hemos hecho nuestra su lucha revolucionaria? No, apenas que la hemos embalsamado. Es ahora estéril adoración a un cadáver aséptico por cuyas grietas se cuelan los mismos gusanos de otra contemporaneidad. Y lo vemos y enfurecemos con un ojo y con el otro cobramos un módico peaje para destruir unos metros cuadrados de la isla. Con gusto, nos enriquecemos un poco mientras nos pudrimos para siempre.
Lo que tenemos que proteger no es su cadáver ni su legado, sino el blanco sobre el negro y sobre el rojo y con unos puntos verdes y el azul siempre al final. Pelear porque las arrugas y las fisuras sean culpa del sol y del mar y no del Tiempo que no existe en nuestra isla. Lanzarote es única porque aquí modernidad y antigüedad significan lo mismo. Porque Manrique sólo nos explicó lo que ya estaba, consiguió dirigir nuestra mirada. Él nos puso la ventana y entonces lo leímos como paisaje.
¿Y dónde miramos ahora si es que aún tenemos ojos y no símbolos de dólar? Pues hay que abrir su cuerpo y coger su corazón de lava y mirar dentro. En su interior habrá más lava, porque eso es lo que somos. Porque si después nos pensamos en un espejo; no somos las nuevas casas disfrazadas de blanco pero con alma de PVC, ni los centros comerciales que hacen de Arrecife un suburbio antes que una ciudad. Sólo mar y lava.
Hagamos que el blanco sea más blanco que nunca porque es la pureza de nuestra espuma y nuestro sol multiplicado, no porque lo diga la normativa que le pone fecha y precio para saltársela. Que el verde de la madera de nuestras ventanas permanezca porque resuena con las vides y no porque esté escrito. Que sea moderno: que esté en nosotros y no en Manrique. Que no vuelvan a construir ni un centímetro los inversores que vienen ofreciendo tiempo y dinero como si el demonio que te tienta en Hollywood hubiese vencido al nuestro que vive en Timanfaya.
Porque tal vez sólo mirando dentro podamos ver el horizonte.
Juan Medina Revilla
Arquitecto
“Nunca hubo Manrique, sólo más lava y mar” – Juan Medina Revilla