HOTEL EMBLEMÁTICO · La Casa de los Naranjos
Segundo premio

Memoria:

El Hotel Emblemático La Casa de los Naranjos se asienta en la casa del mismo nombre y así se ha conocido popularmente debido a los 30 naranjos que pueblan una zona ajardinada que asciende escalonadamente hacia la fachada. Es una propiedad de estilo señorial que cuenta con una antigüedad cercana a 200 años y estuvo abandonada durante más de 20 años.

El edificio se encontraba en estado de semirruina, con techos de madera caídos, gruesos muros de piedra agrietados o desplomados y una extensa carpintería de madera muy afectada por la carcoma, pero a pesar del deterioro, el encanto y potencial del edificio era evidente, y todavía no estaba lo suficientemente dañado como para no poder recuperar el esplendor de otra época y la magia y el encanto propios de su arquitectura.

Y en esta línea, para mantener este encanto y en un ejercicio de respeto la Casa, el proyecto fue redactado con preceptos como estos:

“Las actuaciones a llevar a cabo parten con el criterio estricto de mantener el estado actual de todos los elementos constructivos con valores culturales o históricos, intentando minimizar cualquier daño.”

“El resultado final pretende obtener un establecimiento como Hotel Emblemático que ponga en valor tanto el edificio como su relación con el entorno. Se busca resaltar el edificio, su singularidad en su ubicación y sus características únicas”

“Como criterio fundamental se ha prescrito que las actuaciones no tengan impacto visual sobre la imagen existente”

“Las actuaciones definidas permiten obtener un establecimiento de gran calidad y ambiente acorde con los valores patrimoniales e históricos del edificio.”

En el proyecto se ha prestado un especial cuidado por mantener los elementos originales, respetando espacios, usos, estructuras, formas, materiales, colores, etc, de modo que se conservara el encanto original de la casa. Las habitaciones se han mantenido como habitaciones del hotel y se han respetado los usos del salón, comedor, patio, cocina, biblioteca y terraza.

Hablando de elementos concretos, cabe destacar la extensa carpintería de madera con la que cuenta la casa, que se ha rehabilitado en su totalidad en elementos como puertas, ventanas, revestimientos, suelos o zócalos que estaban muy deterioradas por humedades y sobre todo por gran cantidad de carcoma. En las ventanas se desmontaron los más de 300 cristales con los que contaban, para repararlas, repintarlas y finalmente colocar los imperfectos y bellos vidrios desmontados con los que se tuvo un especial cuidado pues su fragilidad es extrema. Particularmente laborioso fue la recuperación del suelo de madera, suspendido sobre vigas del mismo material, que se apoyan en muros que se elevan en algunos casos más de un metro del suelo para evitar humedades.

Un aspecto destacable de la casa es la gran profusión de colores con la que sus carpinterías estaban pintadas. Se hizo un inventario de los colores de las diferentes capas de pinturas que tenían y se procedió a dejar prácticamente en su totalidad los colores originales de la casa, los que se aplicaron cuando fue construida y que se descubrieron en algún caso después de eliminar varias capas de pintura.

Respecto a los muros, se repararon con los materiales originales con los que fue construido, es decir, con revestimientos de mortero de cal y se pintaron con pinturas al silicato, de modo que facilitaran la transpirabilidad de los muros de piedra y barro.

Muy importantes desde el punto de vista ornamental son las 26 copas que adornan la fachada y terraza. Como no podría ser de otro modo, fueron respetadas escrupulosamente en su forma, pero llevándolas a su aspecto original. La mayor parte de ellas habían desaparecido y las que quedaban se encontraban en muy mal estado, con lo que se decidió hacer réplicas exactas de las mismas, pero devolviendo los colores esmaltados que tenían originalmente.

El espacio más destacado y que se cuidó especialmente es la biblioteca, la más antigua de la isla, en la que se mantienen los libros originales. Se repararon suelos, ventanas, puertas, techo, paredes…todo manteniendo estrictamente el carácter original de todos los elementos.

En el edificio apenas tenía instalaciones y las pocas que había hubo que reponerlas en su totalidad. Electricidad, saneamiento, aguas, comunicaciones, protección contra incendios o climatización se han instalado bajo suelos o empotrados dentro de los anchos muros, de modo que se ha dotado de todas las comodidades necesarias para un hotel de estas características sin que por ello se haya perdido ni un ápice el encanto de la casa, se han integrado totalmente en la estructura original y no se ven.

Para amueblar el hotel se han recuperado muebles originales de la casa, se han adquirido fuera, en su totalidad de anticuarios, o se han construido en la propia obra con madera recuperada, de modo que no hay mobiliario disonante con el carácter antiguo y señorial de la casa.

Ha sido un privilegio poder rehabilitar una casa tan distinguida y tan importante para el municipio de Haría, así como poder compartirla por los huéspedes que a diario la disfrutan. En este poco más de un año que el hotel está abierto ya han sido más de 1.500 las personas alojadas en una casa de la que destacan su belleza y encanto, pero sobre todo una característica enormemente repetida por ellos: su autenticidad.

Es fundamental rehabilitar nuestro patrimonio con fidelidad y respeto a su condición original pero también es importante que ese patrimonio pueda ser compartido con la sociedad, y en este caso se cumplen ambos aspectos.