También es Arquitectura – Ángela Hernández Lemes | Relatos cortos #SemanaArquitectura2022
Hay palabras tan grandes, conceptos tan mayúsculos, que se me antojan prácticamente inabarcables. Como diría cualquier coach, las metas altas se logran poco a poco, paso a paso, enfrentando batallas para ganar la guerra. Frecuentemente forman parte de los discursos políticos y en general, me generan cierta suspicacia.
Esta misma sensación me asalta cuando escucho hablar sobre la Ley de la Calidad de la Arquitectura.
Sin duda es un buen punto de partida para un largo camino. Su articulado enumera multitud de objetivos: impulsar la investigación, fomentar la sostenibilidad, la digitalización, la accesibilidad y lo que no es menos importante, promover la educación y comunicación de la arquitectura a la sociedad. Además, si se apuesta por ello, será la herramienta jurídica que permita modificar los criterios para la adjudicación en los concursos de obra pública en pos de principios de calidad. (Espero que pronto lo veamos y la puntuación deje de ser inversamente proporcional al presupuesto de honorarios.)
Pero, ¿puede una ley recuperar el prestigio de nuestra profesión y dignificar nuestro oficio, si no nos implicamos personalmente?, ¿qué hay de nuestra responsabilidad individual como arquitectos?, ¿qué hacemos para acercamos a la sociedad?, ¿cómo aportamos algo en todo ese listado de buenas intenciones?
Algunos compañeros están en ello.
José Ramón Hernández Correa (@arquitectamos), profesor en la Universidad Rey Juan Carlos, escribe de un modo brillante y a la vez muy cercano, de arquitectura y de casi cualquier cosa. Estoy convencida de que sus miles de seguidores no son todos arquitectos. Me parece esencial, si queremos acercarnos a la sociedad, que nos quitemos ese aura de especialidad. Necesitamos más humildad y discreción, menos soberbia y arrogancia.
José María Echarte Ramos (@j_echarte) es también profesor en la URJC, y trabaja en su tesis doctoral además de implicarse personalmente, en la defensa a ultranza de unas condiciones laborales dignas para los arquitectos, contratos, horarios, sueldos, etc. Pero todos sabemos que son también arquitectos los que promueven, por beneficio propio, justo lo contrario.
Ekain Jiménez Valencia (@ekain_arq), Vocal en la Junta de la Delegación de Álava del COAVN, aboga incansablemente a favor del cumplimiento de la legalidad en los concursos públicos. Pero evidentemente, son también arquitectos quienes se prestan a no seguir las reglas.
Alejandro Csome (@alejandrocsome) es un arquitecto argentino, gran comunicador, que cuenta con cientos de miles de seguidores en redes sociales. Muestra de una forma sencilla y cercana, desde el arte y valor los oficios de los trabajadores en las obras a las visitas con sus alumnos a edificios en el día de puertas abiertas en la ciudad de Buenos Aries. Enseña también sus proyectos a través de sus fantásticos croquis y cuadernos. Y sobre todo, insiste en que la arquitectura no son sólo esos grandes edificios a veces objeto de concursos, sino que reside en todos los elementos y pequeños detalles que diseñamos y definimos en cada uno de nuestros proyectos la grandísima mayoría de los arquitectos.
“Cambiar la puerta de entrada en una casa para ordenar circulaciones, accesos y programas, también es Arquitectura.”
A todos ellos, y a muchos más, GRACIAS, con mayúsculas.
Ángela Hernández Lemes, Arquitecta.