Relatos Cortos #SemArq2019 – “Arrecife (a)sombra*” – Martín Martín Delgado
La Arquitectura es el alcance de la verdad
Louis Khan, Arquitecto norteamericano. 1901-1974
El espacio público surge como complemento a la evolución natural del espacio privado. A medida que las sociedades se hacen más y más complejas los espacios de relación de sus habitantes van requiriendo mayor nivel de atención y de intervención. En mayor o menor medida, este nivel de evolución está muy ligado a la magnitud del tipo de vínculos que los individuos de una sociedad son capaces de mantener entre sí. En otras palabras; al nivel de desarrollo y madurez de su ciudadanía.
En este sentido en Lanzarote y sobre todo en Arrecife hemos tenido diferentes ejemplos que con mayor o menor fortuna han venido a corroborar lo anteriormente expuesto.
Así tenemos la Avenida del Charco de San Ginés, diversas peatonalizaciones de calles como nuevas zonas comerciales abiertas, Cubierta del Parking Islas Canarias, Rehabilitación del Parque Ramírez Cerdá, Parque Temático o Marina Lanzarote, entre otros.
A día de hoy, a pesar de estas intervenciones, el ciudadano de a pie no parece percibir como suyas, o al menos con el apego y acogida propios que se cabría esperar, estos espacios en los que se ha intervenido.
Es verdad que la piratería y el expolio continuo a los que ha estado sometida esta ciudad, desde su configuración histórica, han hecho un flaco favor en el sentido de poder vivir sus espacios con el sosiego necesario para hacer planes a largo plazo. Ya en fases posteriores más recientes, la burguesía a la que se le supone velar por el desarrollo de esta ciudad, como ha ocurrido siempre históricamente, se ha decantado más por la estabilidad económica de su linaje que por lo primero, si bien no es menos cierta la incapacidad manifiesta por un lado de los políticos para articular normativas eficaces que estimulen la inversión en el patrimonio histórico para su conservación (o por lo menos no la obstaculicen) y por otro, las escasas alternativas viables con las que también desde el punto de vista técnico se ha ido arrinconando al propietario. Esta casuística propia de Arrecife, se materializa claramente en el penoso estado de conservación de los edificios más emblemáticos de la ciudad. De todas maneras, habría que cuestionarse el por qué esto no sucede en otros lugares como Teguise o Haría donde afortunadamente no se ha tenido una visión tan miope de lo que significa el patrimonio arquitectónico.
Aunque creo que estas circunstancias pueden haber influido en esta falta de apego del arrecifeño por su ciudad, que evidentemente y salvo aisladas excepciones, ha tenido su reflejo visible en la clase política, se suma también el hecho de que los arquitectos no hemos sabido detectar ni tenido en cuenta lo suficientemente como un elemento fundamental del que adolecen en su gran mayoría los espacios públicos de esta ciudad (y de la isla en general). Me refiero a la SOMBRA. Generalmente, no incluimos en cantidad suficiente ni árboles ni elementos que den sombra en el diseño de nuestros espacios públicos. Es imposible usar y por lo tanto percibir como propio, y no como hostil, un espacio en el que no nos sintamos protegidos de las inclemencias del tiempo como son el constante viento y el excesivo soleamiento. Esto explica perfectamente al igual que sucede en otro de los ejemplos ya citados, el por qué funciona comercialmente la Avenida del Charco en su vertiente orientada al Sur y no la que está orientada al Norte, cuando el espacio y las vistas son las mismas en ambos casos.
Existen multitud de soluciones en climatologías parecidas en el que este problema está ya resuelto hace tiempo. Sólo hace falta echar mano del ingenio que nos caracteriza para resolver los problemas que se nos presentan y comenzar a materializarlas ya en nuestros próximos proyectos, en definitiva a alcanzar la verdad, aunque siempre nos quedará…la naturaleza.
*(a) = sin
Martín Martín Delgado
Arquitecto