Declaración de Innsbruck “Cómo alcanzar la calidad en el entorno construido”
Arquitectos europeos definen la calidad del entorno construido como “agente de cambio”
- La asamblea general del CAE en Austria concluye con la firma de una Declaración que servirá al trabajo del grupo de expertos de la UE en Arquitectura de alta calidad
- Las políticas públicas de arquitectura, los comités asesores, los concursos y los premios se consideran necesarios para promover una arquitectura de alta calidad
Madrid, 7 de mayo de 2019. Diseñar un entorno construido de alta calidad es un proceso creativo e innovador con efectos directos en nuestra vida diaria. Por lo tanto, la calidad arquitectónica debe de ser considerada como un agente de cambio. Este es uno de los ejes sobre los que pivota la Declaración con la que, el pasado día 4, se clausuró la conferencia “Cómo alcanzar la calidad en el entorno construido” que el Consejo de Arquitectos de Europa organizó en Innsbruck (Austria) para complementar su Asamblea General, que se celebró un día antes.
La Declaración, que está suscrita por todos los ponentes de la conferencia, servirá de base al trabajo que habrá de realizar, entre 2019 y 2022, el grupo de expertos en arquitectura de alta calidad que el Consejo de la Unión Europea (UE) decidió crear en noviembre del año pasado para revertir la tendencia hacia la pérdida de calidad en el entorno construido que se ha impuesto en toda Europa
Una de las claves que se señalan en el documento de Innsbruck es que diseñar entornos de calidad requiere de soluciones a medida, basadas en un análisis cuidadoso del contexto y de las necesidades de los usuarios finales para optimizar los valores económicos, sociales, medioambientales y culturales de esos lugares, y se alerta contra propuestas estandarizadas y soluciones que anteponen la rentabilidad económica a corto plazo. “No garantizan resultados de calidad”, se lee en la Declaración.
La calidad en el entorno construido -continúa el documento- no es una verdad absoluta que pueda ser dada de antemano. Adquiere su significado en el contexto y es diferente en función de cada época, pero sí hay ciertos elementos que son “esenciales” para una alta calidad arquitectónica. Entre ellos, la dimensión artística, unas condiciones de habitabilidad que garanticen entornos seguros, saludables y confortables, el respeto al medio ambiente, la accesibilidad y movilidad, la asequibilidad y la inclusión social, de forma que cualquier persona se sienta bienvenida y pueda encontrar oportunidades para participar “independientemente de su edad, género y etnia”.
¿Cómo se evalúa y se garantiza la calidad?
Más allá de los resultados, la Declaración de Innsbruck apunta a los procesos para salvaguardar la calidad del entorno construido. Y, para ello, aboga por varios principios: el debate interdisciplinar, un enfoque integral que considere todos los posibles impactos (social, medioambiental, cultural y económico), el compromiso político para crear las condiciones necesarias para el buen funcionamiento de las ciudades y para que las comunidades gocen de una gran calidad arquitectónica, y la participación de la ciudadanía, porque -se resalta en el documento-: “Solo poniendo a las personas en el corazón del proceso de planificación, se pueden crear entornos de calidad a largo plazo”.
Además, se declara que las políticas públicas de arquitectura, los comités asesores, los concursos de diseño arquitectónico y los premios de arquitectura son buenas prácticas para materializar estos principios y promover una arquitectura de alta calidad.
Baukultur
La conferencia “Cómo alcanzar la calidad en el entorno construido” se estructuró en tres sesiones en las que se abordaron los enfoques y las políticas necesarias para evaluar y asegurar la alta calidad arquitectónica, el concepto de una nueva cultura del habitar (baukultur) tanto en pueblos como ciudades de Austria y los ejemplos de una arquitectura de calidad que podemos encontrar en diferentes países europeos, como Rumanía, Suiza y Francia. Precisamente, para exponer el caso francés participó en la jornada el presidente de la Federación Nacional de los Consejos de Arquitectura, Urbanismo y Medio Ambiente (Fncaue).
Joël Baud-Grasset coordina la estructura orgánica de baukultur más potente de Europa, con una trayectoria de más de cuatro décadas de trabajo asesorando a las administraciones públicas francesas con resoluciones vinculantes en la promoción de la calidad arquitectónica. Por su parte, la exdirectora del Bundesstitfung Baukultur, Anne Schmedding, destacó que la calidad del entorno construido está ligada al bienestar de las personas y, por lo tanto, ha de entenderse como una cuestión transversal en la que están implicados la arquitectura, el urbanismo, la sostenibilidad, la economía y las políticas sociales.
En la conferencia de Innsbruck también participaron el rector de la Universidad de esta ciudad austríaca, Tilmann Märk; el presidente del CAE, Georg Pendl; los académicos Bart Lootsma y Joao Ferreira Bento; expertos, como Henrik Stjernholm y Ernst Beneder; responsables políticos, como Gerhard Fritz, Josef Mathis, Stefan Balici y Beat Aeberhard, y el periodista Wojtech Czaja.